Jardín de brezos en Somosaguas, Madrid
Un extenso brezal de Erica darleyensis salpicado de abedules de gran tamaño tapizan los rocosos taludes de la parcela (4.000 metros cuadrados) de esta vivienda. Es un jardín sobrio que envuelve y acoge al mismo tiempo, basado en una plantación sencilla pero capaz de ofrecer una visión muy sugerente y agradable a lo largo del año: las masas de delicadas flores blancas y rosadas se van sucediendo unas a otras en el espacio y el tiempo. La casa se adapta a un contorno ondulado generando distintos espacios y ambientes. Esta circunstancia, unida a un ánimo coleccionista o de búsqueda de diversidad botánica por parte de los propietarios, aumentó la tentación de poner en práctica distintos estilos de plantación. Es el jardín donde más especies se probaron y más se experimentó. Con el tiempo se hicieron reformas para unificar espacios, simplificar plantaciones y dotarlo de personalidad. Quince años después, este paisaje que sigue transformándose, es uno de los espacios más conseguidos y armónicos de cuantos ha proyectado el estudio.